Nuestro primer viaje transeuropeo juntos y por eso, por ser el primero, los nervios a flor de piel. Semanas antes no puedo evitar darle vueltas a la cabeza en como atacar esta gran aventura, estaremos a la altura de las circunstancias?, como responderá mi vulcan a más de 6.000 kms de ruta durante casi 3 semanas?, la convivencia con mi colega creará fricciones y malos rollos?... pues no, simplemente nuestra amistad sale mucho más reforzada, y eso amigos es suficiente para justificar todo un viaje. Desde la creación de las rutas, pasando por la confección de una lista de enseres que llevar para que no te falte de nada, hasta el mismo día que enfilamos la N-I dirección a San Sebastián, la espera se hace más y más pesada, sólo deseamos montar sobre nuestras máquinas y empezar a devorar kms...
Nuestra primera etapa, tiene como objetivo llegar a la ciudad francesa de Burdeos atravesando la frontera con el país vecino por Irún. Tras casi 700 kms ya estamos en la ciudad del vino por excelencia, y en nuestro hotel favorito sólo pensamos en una buena cena con un buen vino de la tierra, como siempre alargamos la fiesta a golpe de copazos y risas... mola!
Hemos decidido atravesar Francia por carreteras nacionales y aconsejados por un camionero español disfrutamos de estupendos sitios para comer y descansar, y la verdad es que funciona!. Poitiers, Tours y la capital París son las etapas de la jornada, y será en ésta última donde pasaremos la noche en un siempre disponible hotel Formula 1, por menos de 30 euros la noche!. Aprovechamos para planear la ruta de la siguiente jornada e intercambiar impresiones de todo lo experimentado. Recuerdos a la extraña pareja (padre e hijo) del restaurante de carretera, a las ostras y a sus jarras de vino ja, ja...
De camino a París nos topamos con esta sede de "cerdos" franceses.
A nuestro siguiente destino Amsterdam, llegamos atravesando Bélgica dirección Amberes. Han sido poco más de 500kms por su estupenda red de autopistas y parando sólo para repostar, la capital de la tolerancia nos aguarda...
En nuestro hotel a las afueras de la ciudad, es imposible no perderse por los numerosos anillos de circunvalación de los que goza ésta fantástica ciudad, y si no que se lo digan a los tranquilos habitantes cuando son despertados por los estruendos de nuestras bestias tras numerosas vueltas de reconocimiento tratando de encontrar el camino de vuelta ja, ja..
La mágica Ciudad de Amsterdam combina sus extensos canales y numerosos puentes con la original arquitectura de los siglos XVI y XVII concentrados en una pequeña superficie. Amsterdam es una ciudad abierta y tolerante, combina una sólida cultura con gentes de hábitos sencillos... y cultura por la bicicleta, no en vano es el sistema de transporte más empleado, y muy importante: no se te ocurra pararte en un carril bici o correrás el peligro de ser bici-atropellado.
En los coffe-shop podrás degustar desde el mejor café hasta las más aromáticas infusiones de "color" verde y efectos calmantes... ah!, y bellezas como la de abajo.
Dejamos la ciudad de los diques después de 2 días, para continuar ruta atravesando Alemania por sus rápidas autopistas dirección Frankfurt. La lluvia no cesa y mi Garibaldi empieza a notar los primeros efectos de la gota fría. Un remedio casero, pero eficaz, mitiga los daños colaterales.
Tras solventar el tema del equipamiento antiagua, gracias a una profesional pareja de la policía motorizada que muy amablemente nos escoltan hasta una boutique para motoristas después de cometer una pequeña infracción de tráfico, eh Pelao?, continuamos viaje por el país teutón disfrutando de sus magníficos paisajes a medida que nos adentramos en su interior. Hacemos noche en un acogedor hotel de montaña con la mente puesta en la vecina Austria...
En Austria todo es limpio, todo está pulcro, las fachadas de las casas inmaculadas, los pastos perfectamente nivelados, es una pasada y rodar por sus carreteras secundarias un placer para los sentidos...
Nuestro primer zimmer, o cama y desayuno, de una entrañable pareja de paisanos de rostros sonrientes, consecuencia de una vida sencilla y saludable dedicada al trabajo en el campo, nos sorprende por la enorme hospitalidad y simpatía que derrochan a la hora de invitarnos a entrar en su casa. Al día siguiente y mientras nos desayunamos, nuestra convidante nos anima a contarle historias de nuestro país, de nuestro viaje y de las experiencias vividas.
Carreteras sin fin rodeadas de montañas y bosques...
Nuestra fornida hospedadora y encanto de mujer.
Después de despedirnos efusivamente de tan maravillosa señora, emprendemos ruta hacia la capital Viena. Para evitar despistes en esta gran ciudad decidimos buscar alojamiento en un zimmer a las afueras de la capital, y la verdad es que acertamos plenamente.
Viena es una ciudad de Europa Central situada a orillas del Danubio, en el valle de los Bosques de Viena, al pie de las primeras estribaciones de Los Alpes. Durante el siglo XIX fue una de las grandes capitales musicales del mundo y a principios del siglo XX meca de la filosofía y el debate político de occidente.
El Palacio Imperial, habitado hasta 1918 por la familia imperial, era originalmente un castillo del siglo XIII, que fue ampliado hasta convertirse en una residencia lujosa con el aumento del poder de los Habsburgo y de su dominio, como lo demuestra la estatua ecuestre del Príncipe Eugenio.
Estatua de Santa María Teresa en la plaza del mismo nombre flanqueada por los museos de Historia Natural e Historia del Arte.
Vestigio de tiempos pasados es este impresionante panteón romano.
El edificio del Ayuntamiento es uno de los más emblemáticos de toda la ciudad de Viena, data de 1883, es de estilo neogótico y mide, incluyendo la aguja de la torre, unos 100 metros.
Partimos de nuevo dejando atrás una de las ciudades más bellas de toda Europa, y lo hacemos, con la mente puesta en Los Alpes, ya que cruzaremos por su paso para adentrarnos en tierras italianas...
Paisajes de fábula y al fondo Los Alpes.
Preparándonos para el ascenso.
Por sus valles las nubes campan a sus anchas...
Alcanzada la cima nos dirigimos hacia Tarvisio, paso obligado de entrada a Italia.
Nuestro siguiente destino es la ciudad de Venecia, atrás hemos dejado Los Alpes para adentrarnos en esta maravillosa ciudad italiana. Lo que siempre ha llamado la atención de Venecia, aparte de sus hermosos palacios y refinado arte, es que no tiene calles. Sí, la ciudad fue diseñada para transitar en botes y no carruajes.
La Plaza de San Marco, en el mismo centro de lo que una vez fue el corazón de Venecia, es un lugar extraordinario a la par que muy funcional, para ir a desayunar, almorzar o cenar.
El diseño de la ciudad es dominado por un ancho canal llamado Canal Grande. Este canal, que tiene la forma de una S invertida, separa los dos núcleos urbanos mayores. Un total de 177 canales menores, creando unas 118 islas, las cuales se conectan entre si por cerca de unos 400 puentes peatonales.
Vista del canal Grande desde el puente de Rialto...
... y de una de las innumerables góndolas que transitan por toda la red de canales.
Después de dos días gozando de esta ciudad mágica continuamos viaje hasta la capital de la Toscana, Florencia. La capital es la maravilla del renacimiento; el lugar donde se hallan las huellas de personajes como Dante o Miguel Ángel, y miles de obras de aquellos hombres que en el tramo final de la Edad Media impulsaron el desarrollo del hombre y realizaron algunas de las más bellas creaciones artísticas de todos los tiempos.
Valga como ejemplo en la Plaza de la Señora, la estatua de Perseo y Medusa.
Disfrutando de un cigarrillo y de las vistas, y al fondo, el puente de Santa Trinidad.
El Duomo, la catedral de Florencia es una de las mayores del mundo, junto con las de San Pedro(Roma), San Pablo(Londres) y la catedral de Sevilla.
Detalle del pórtico de entrada.
La Basílica de la Santa Cruz, conocida asimismo como la Iglesia de la Santa Cruz es una obra maestra de la arquitectura religiosa gótica italiana, es la principal iglesia franciscana de Florencia y la mayor del mundo de dicha orden.
Una de las tantas puertas romanas de entrada a la antigua ciudad.
Y de Florencia a Pisa... Quién no ha visto alguna vez, aunque sea en fotos, esta archiconocida torre inclinada?. Realmente impresiona observar el grado de inclinación de la que disfruta... se desplomará algún día?.
El Baptisterio de estilo renacentista, descansa sobre una explanada de césped que hace las delicias de más de uno.
La vuelta a España, como no podía ser de otra manera, la llevamos a cabo en 3 días atravesando toda la costa francesa, para desde Perpiñan enfilar el paso de la Junquera que nos devolverá a casa...y hasta la PRÓXIMA!.
1 comentario:
Joder que rutas te marcas, hoy he tenido tiempo y he podido mirar todos los post tuyos los de años atras. a ver si algun dia tengo el honor de compartir kilometros y mesa contigo y que me cuentes numerosas batallas que tendras para contar.
los moteros novatos como yo, vemos en vosotros nuestras referencias en el mundo de las dos ruedas.
si puede ser este julio saldre hacia Bardoneccia y si me animo llegare a costas del adriatico pero aun esta por decidir.
salud, saludos y kilometros!
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