... cada kilómetro un mar de felicidad, cada entorno un referente para los sentidos, y cada persona, el puto mundo.



Segobriga, Ciudad Victoriosa, Enero 2011


Así era denominada por los celtíberos hace ya muchos siglos, pero fue con la dominación romana y árabe cuando pasó a denominarse definitivamente ciudad de Segovia. Dicho esto, he de añadir que una jornada que no pintaba nada bien desde el punto de vista lúdico-motorista, no en vano casi toda la ruta hasta mi destino sucedió entre niebla, al final pudo arreglarse, y de que manera!. Segovia es junto a Toledo y Ávila otra gran ciudad fortificada testigo de numerosas batallas, encuentros y desencuentros, momentos de nuestra historia menos reciente que para servidor suponen un magnífico hallazgo y que representan, un poquito más, el apriete de esa tuerca que forma ya parte del engranaje de un asentado aprendizaje.

Mi entrada en la ciudad no puede ser más triunfal, en el mismísimo acceso al centro me topo con la Plaza de Azoguejo...

... para desde allí enfilar en cuesta hacia el antiguo casco histórico, no sin antes detenerme a inmortalizar, a mi izquierda, el Palacio del Marqués de Lozoya.

Al tratarse de una zona restringida al tráfico no me queda más tu tía que despedirme por un rato de mi nena, eso sí, se queda a buen recaudo compartiendo con otras conocidas ja, ja.

Frente a la Plaza Mayor se encuentra la Catedral de Santa María llamada la "Dama de las Catedrales" por sus excepcionales dimensiones....

... pero antes, y previo al acceso a la Plaza Mayor llama mi atención esta antigua iglesia, que es ni más ni menos la Iglesia de San Miguel, templo de estilo románico que fue testigo mudo de la coronación de la Reina Isabel la Católica dentro de sus muros allá por el 1.474.

La "Dama" fue construida entre 1.525 y 1.577 para sustituir el templo románico semidestruido en las guerras de las comunidades al hacerse fuerte las tropas comuneras frente a las tropas imperiales situadas en el Alcázar, y es, junto a la catedral nueva de Salamanca, la muestra del gótico más tardía de la arquitectura religiosa española.

La majestuosa y robusta torre de planta cuadrada terminaba en un chapitel de madera de caoba traída de América. Ésta, al ser destruida por un rayo en 1.614 se sustituyó por una cúpula de estilo herreriano rebajando su altura en 12 metros, toma ya!.

Dejo atrás a mi querida vieja Dama e inicio el descenso por donde llegué, y de repente, de frente y ante mi, el buque insignia de la ciudad de Segovia, su Acueducto.

El Acueducto de Segovia es la obra de ingeniería más importante y mejor conservada de la época romana en la península. Conduce las aguas desde el manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana a 17 kms, hasta la misma ciudad, y es en la Plaza del Azoguejo donde el monumento presenta todo su esplendor.

Está construido enteramente con sillares de granito colocados sin argamasa entre ellos, por ello que se trate de una obra de ingeniería tan importante, los sillares se sostenían únicamente mediante los esfuerzos creados con la interacción entre las piedras. Como curiosidad mencionar que sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor, el copyright vamos.

De tan magnífica construcción solo me resta mencionar que en el primer sector del Acueducto sus arcos fueron reconstruidos en el siglo XV para restaurar la parte destruida por los musulmanes en el año 1.072, y no quedó nada nada mal, doy fe.

Continuo andadura por la ciudad pero esta vez me aventuro por sus alrededores fuera ya del recinto amurallado, porque sí amigos, Segovia fue una ciudad amurallada de la que se conservan, además, tramos de su antigua muralla fortificada en perfecto estado.
Cruzando el río Eresma por el puente de la Casa de la Moneda y pegado al paraje de la Alameda se encuentra el Monasterio de Santa María del Parral...

Este conjunto monacal perteneciente a la Orden de los Jerónimos data del siglo XV y en sus claustros cohabitan los estilos gótico, mudéjar y plateresco.

La fachada de entrada a la Iglesia da sensación de desnudez, como si estuviera inacabada, solo la decoración de su portada y la torre de campanas renacentista la hace parecer levemente pudorosa.

Muy cerquita se encuentra el actual Convento de Las Carmelitas, siglo XVI, y es aquí donde precisamente se encuentra el santo sepulcro de San Juan de la Cruz...

... y en lo más alto, vigilante, el impresionante Alcázar. Situado sobre una roca labrada por los ríos Eresma y Clamores, esta fortaleza ha permanecido durante siglos inexpugnable.

Data del siglo XII y ya en la Edad Media, tanto por su seguridad como por la proximidad de zonas de caza, el Alcázar se convirtió en una de las residencias favoritas de los Reyes de Castilla, en especial de Alfonso X. En esta panorámica puede apreciarse, entre otras, la grandiosa Torre del Homenaje.

Cambio de enclave y cambio de monumento, esta vez con una planta dodecagonal me encuentro frente a la Iglesia románica de la Vera Cruz del siglo XIII, uno de los templos de este estilo mejor conservados de Europa, ahí es ná.

Su construcción ha sido tradicionalmente atribuida a los Templarios, pero actualmente se cree que fue la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén la que ejecutó su levantamiento y que dependió, como encomienda, de la Colegiata de Toro en Zamora.

Sobre la portada principal dos cruces de malta rubrican la propiedad de sus actuales dueños, la Orden de Malta.

Como suele ocurrir en tantas ocasiones y a fin de conservar el rico patrimonio de nuestras ciudades, en Segovia la actual sede de su Universidad es el antiguo Convento de Santa Cruz la Real, data del siglo XII y fue, hasta su conversión en centro de estudios, sede de la Orden de los Dominicos. Ya por entonces contaba la leyenda que Santo Domingo hizo penitencia en una cueva cercana al río sobre la que llevaría a efecto la fundación...

... yo sin embargo, me quedo con su monumental portada de estilo plateresco, simplemente espléndida...

... y desde Segovia, SEGUIMOS RODANDO!.

Rodando Sin Más, Enero 2011


Seguro que el figura de la rotonda no pensó lo mismo cuando dio con su cabeza en la gravilla, pero en fin, allá cada uno con su forma de aparcar... y es que muchas veces tranquilo en tu casa y cuando menos te lo esperas surge una ruta que no tenías prevista y te dices a ti mismo, venga coño, si lo que quiero es rodar!, pues que así sea, rodar sin más, por puro placer, por poder sentir una vez más todo lo que siento cuando ruedo, improvisando sobre la marcha, una carretera, un punto de partida y el resto por descubrir... en definitiva, una corta pero intensa experiencia a través de algunas de las localidades que conforman la noble zona sur de la provincia de Toledo...
 
Tras una incómoda niebla que me pilla de sopetón rodando por la A-42 hasta Toledo, necesito templar mi cuerpo con un café y de paso comprobar de primera mano que la nueva ley antitabaco ya esta haciendo de las suyas, y es que nunca entenderé estas posturas prohibitivas, el señor Estado velando por su sumiso rebaño y a la vez animando al enfrentamiento entre ciudadanos en forma de denuncias, triste, muy triste...
Pero bueno!, si de lo que se trata es de rodar, así que, me pongo en marcha y acompañado de nuevo por el astro sol, mi primera parada, Guadamur. Su Castillo fue construido en el siglo XV como fortaleza militar y consta de dos recintos amurallados rodeados por un foso, a bote pronto me recuerda al Castillo de Coca, que ya visité una vez.

Frente al castillo se encuentra su monumento más antiguo y auténtica joya del arte mozárabe, la Ermita de Nuestra Señora de la Natividad. Este singular templo data del siglo XIII y su interior esconde las reproducciones de las coronas visigóticas del tesoro de Guarrazar, legado de toda una época justo anterior a la conquista de la Península por parte de los moros.

Entre vacas y más vacas de explotaciones ganaderas continuo camino hasta mi siguiente encuentro, la localidad de Polán...

El Castillo de Polán, fortaleza del siglo XII que actualmente sólo conserva la fachada oeste, y además incompleta, ya que está rota por el centro, se yergue orgullosa en claro desafío al implacable tiempo .

En San Martín de Montalbán, mi siguiente parada, destaca la Iglesia de San Andrés del siglo XVII, diseñada por el hijo de El Greco, este templo se asienta sobre una antigua iglesia románica de la que solo se conserva la torre de sillería.

Una grata sorpresa me aguarda en las afueras del pueblo, pero antes, un alto en el camino para descargar mi próstata mientras un vehículo afina lo necesario para no entorpercer mi maniobra, agradecido! ja, ja...

Antiguas dehesas de encinas, testigo de tiempos pasados, por las que posiblemente una antigua vía romana conducía a sus peregrinos...

... hasta Santa María de Melque, conjunto monástico construido en el siglo VII dentro de lo que fue la capital del reino visigodo, Toledo.

Los sillares de granito empleados en la construcción del complejo se apilan ahora libres de todo uso...

... sin embargo su Iglesia, que se encuentra en un estado de conservación bastante notable teniendo en cuenta que tan solo luce 1.300 años de antiguedad, continua dando de que hablar, ahí es nada...

También en las afueras y al otro margen de la carretera CM-4009 se encuentra el Castillo de Montalbán al que se accede por una pista de tierra. Construido por los Templarios durante el siglo XIII sobre una antigua fortaleza árabe, se alza sobre un escarpe de 100 m de profundidad cortado por el río Torcón, que hacía de foso por tres de sus lados. Ante la imposibilidad de rodar por pista de tierra embarrada, opto por llevarme su recuerdo inmortalizado desde un punto cercano de la carretera.

Mi ultimo destino será Navahermosa, y allí, la Iglesia de San Miguel Arcángel del siglo XVI...

... y mi último alto, carreteras que nada tienen que envidiar a las de la legendaria ruta 66, pero ese, ese amigos, será otro cantar... HASTA LA VISTA PENDEJOS!.