... cada kilómetro un mar de felicidad, cada entorno un referente para los sentidos, y cada persona, el puto mundo.



De La Alsacia, Selva Negra Y Los Alpes, Julio 2017


Retorno europeo por carretera... y en familia! Dos semanas para disfrutar de conocidos enclaves dignos de ser compartidos y saboreados. Porque de eso se trata, mostrar lo que un viaje en moto es capaz de transformar o trastornar,  resaltar o tipificar, englobar o particularizar y todo ello, dentro de nuestra cabezota. Comprender el por qué de tantas posturas que afrontamos a lo largo de nuestras efímeras vidas. 
No esperar nada, tan solo sentarse, mirar, oir, paladear y distraer los sentidos con todo aquello que discurre a nuestro paso. Llenar nuestras mentes con viandas y caldos degustados en "establecimientos con encanto a la par que divertidos" y con costumbres asimiladas en acogedoras tierras descentralizadas. Caldos que ya se echan de menos y no precisamente de pollo...
En definitiva 5000 kms de carreteras y pasos que se suman a la grupa de aguerridos motoristas, pero también a las mochilas de incipientes compañías... EUROPA RUGE, DE NUEVO! 

Cuaderno de bitácora: jornada 1.
Calatayud es el aperitivo inicial de la ruta elegido por su cercanía y empatía con quien escribe, y es que Lérida ya no dispone de nuestro hotel favorito en aquella área de servicio junto a la autopista. Ése área que tantos inicios de viaje ha soportado junto a dos intrépidos y pendencieros motoristas ávidos de entretenimiento y reposo en barrica ja, ja. Al final todo queda en familia así que pernoctamos en otro conocido, el Mesón de la Dolores.

... pero antes todo un clásico, el área 103 y sus refrescos para el gaznate. 

Después, carretera y nada de manta...

Cuaderno de bitácora: jornada 2.
Día para relajarse y disfrutar. Tras la visita obligada y parada de rigor en Andorra para abastecer algún que otro pequeño vicio, emprendemos ruta hacia otra conocida en nuestro periplo francés, Ax-Les-Thermes.

Como es costumbre, llegamos al país vecino atravesando el túnel d'envalira.

Ya en el país vecino, a nuestras anchas por la N-22...

... y N-20.

A la tarde y en nuestro hotel favorito (decadente y a buen precio), cena y primera degustación de vinos franceses... bonne nuit!

Cuaderno de bitácora: jornada 3 y 4.
Deseando empaparnos de La Alsacia y de las fragancias de sus campos de viñedos y arquitectura multicolor, pero primero, y como mandan los cánones, atravesar el país por el mejor sistema de autopistas del mundo, eso si, prepara la cartera que la broma puede llegar hasta asustar ja, ja. De este modo sucede toda la jornada 3 del viaje, y a la tarde-noche búsqueda de parada y fonda junto a la autopista en las afueras de Dijon. Novedosa cadena de hoteles de carretera... y con wifi!

Amanece que es temprano y arranca la jornada 4 pero no antes de nuestra liturgia matinal, incluyendo desayuno vigorizante y vaciado relajante ja, ja.

Metidos en harina: Ruta de los vinos de La Alsacia
Una ruta magnífica en todos los sentidos, donde se suceden pueblos pintorescos inundados de viñedos e innumerables indicaciones para degustar los vinos de sus bodegas...

... y en medio la ciudad de Colmar.
Ciudad medieval muy bien conservada y antigua moneda de cambio para los enfrentamientos bélicos entre alemanes y franceses, Colmar es en la actualidad un rincón de Europa que sorprende tanto por su magnificencia (Catedral o Colegiata de San Martín)...

... como por su cotidianidad entre mercadillos, comercios y calles angostas.


 

Puestos a elegir, el Mercadillo interior de Koifhus...   

... o la fuente erigida en memoria del oficial de justicia imperial Schwendi, que según cuenta la leyenda se trajo algunas de las plantas de vino desde Hungría que forman parte, desde entonces, de los vinos de la Alsacia.







La Pequeña Venecia, así la llaman, mas el parecido es pura anécdota.






Predilección por los grandes olvidados de cualquier ciudad, esos edificios que están pero pocos son capaces de ver, la Corte de Asambleas de justicia.


De vuelta a nuestro Hotel favorito después de una cena digna de tan bella ciudad, y de comensales altamente agradecidos.

Cuaderno de bitácora: jornada 5.
Inmersos en Alsacia, desayuno reparador y liturgia matinal. La jornada de hoy nos ha de llevar por un sinfín de pueblos decorados con viñedos en sus márgenes y flores en sus ventanas y balcones. Pequeñas nubes y alguna llovizna que aunque difusas nos mantienen en constante alerta a la hora de pensar en nuestros trajes de agua.



Aprovechando la presencia de Chateaus en la zona, un cartel nos anima a dejar de lado la carretera e ir en busca de tiempos pasados.



Después de una espera eterna por el tráfico de acceso, aparcamos las motos y decidimos andar hasta su magnífica presencia, castillo de Haut-Koenigsbourg.






Es de lo monumentos más visitados de toda Francia y se entiende, siglo XII.







En tiempos estaba destinado a vigilar las rutas del vino y el trigo, entre otras...

... pero dudo que por esta noble pareja ja, ja.



De nuevo en ruta y por secundarias para apreciar toda la grandeza de la zona...

... y para tal menester que mejor que la D-35...

... Scherwiller...



... Blieschwiller...





... Itterswiller...









... Mittelbergheim...

... Gertwiller...





... y Obernai, nuestra parada y fonda por esta noche.

Las vistas desde nuestro hotel favorito en la calle del mercado, cotidianas...

... y la plaza del mercado aunque gris, magnífica.



Pasear por sus calles es comodísimo y sin pérdidas con la torre Beffroi de referente...

... o la Iglesia de San Pedro y San Pablo.

El pozo de los seis cubos, así llamado por razones obvias, data del siglo XVI...

... y la Sinagoga, de estilo neo-románico, del XIX.



Junto a los restos de la doble muralla de la ciudad cae la tarde, y mañana, más...

Cuaderno de bitácora: jornada 6.
La jornada perfecta para perdernos por esas secundarias del interior de la Alsacia. Se trata de ir matando el tiempo rodando por el oeste de la región y atravesando inumerables pueblos y climatologías tan dispares. A media tarde arribar a la bonita ciudad medieval de Riquewihr y patearla hasta que nuestra hora europea de cenar, se haga presente. 

En las subidas con niebla pertrechados como un invierno en julio, increíble!

Rosenwiller, y nunca te cansas de pueblos al uso...





Las fortalezas en ruinas de Ribeauville, en lo alto, anuncian nuestra entrada en la localidad de Riquewihr. Dicen que es quizás la ciudad más bonita de toda la Ruta del vino.

La calle principal, de abajo a arriba, va siempre hasta los topes de gente venida de toda Europa.

La ciudad conserva íntegramente su identidad medieval de una forma extraordinaria, ni siquiera el gentío tan desmesurado ha logrado borrar el encanto de esta (en tiempos) ciudad de referencia en toda la región.

En sus calles típicas, casas alsacianas coloridas de entramados de madera y adornadas con numerosas flores...



Construida durante la fortificación de la ciudad allá en el siglo XIII...

... destaca imponente la Torre Dolder de 25 mts de altura.



Comercios, restaurantes y brasseries...





... y después, vuelta a nuestro hotel favorito e intentar aplacar el cansancio acumulado.

Cuaderno de bitácora: jornada 7.
Toca cambio de tercio, abandonamos Alsacia para adentrarnos en tierras germánicas hacia la Selva Negra, próximo destino de esparcimiento en nuestro periplo europeo. Durante toda la jornada nos perderemos y volveremos a encontrar, y es que si no fuera así, no sería todo un periplo ja, ja.

Dirección Friburgo  por secundarias y primeros autobusitos rojos en la cabeza ja, ja.

Últimos paisajes vinícolas...

... y primeros atisbos de presencia teutona. Nos unimos a la D-294 y después 500 que ya no abandonaremos, salvo excepciones, claro está.

Inmersa en la Selva Negra se encuentra el enclave de St. Peter...

... y su Monasterio benedictino del siglo XI.

Tras la estela del autobusito rojo...

... y parada de rigor...

..., tractores a la carrera ja, ja.



Disfrutando del entorno...

... hasta Gengenbach donde se respiran aires de fiesta, sí!

Todo resulta encantador en esta localidad...

... hasta su Ayuntamiento sirve de decorado a las fiesta de verano.

                           





    Durante toda la tarde-noche cerveza y salchichas...


... y por supuesto vinos de la zona (con devolución de casco ja, ja), VA POR USTEDES! Y antes de la tormenta, recogimiento a nuestro hotel favorito del día.

Cuaderno de bitácora: jornada 8.
Inmersos en la Selva Negra y campando a nuestras anchas, porque es lo que toca. Descubriendo e indagando rincones por los que rodar sin aburrirse, incluyendo pasos erráticos urbanos por Baden- Baden. Siguiendo el rumbo fijado por la legendaria B500, una carretera imprescindible para los amantes de la moto y una secuencia fantástica de curvas y miradores. Disfrutar y dar rienda suelta a la imaginación. A la tarde, recogernos en alguna localidad con encanto como viene siendo norma no escrita... Wolfach


En la mítica B500 , el punto de encuentro para motoristas venidos de todas partes... 

... y en Freudenstadt, trenecito de turistas después del fiasco de la markplatz más grande de toda la cristiandad ja, ja.





Parada y fonda del día, la ciudad de Wolfach.

Su centro histórico es una gran avenida fácil de pasear y admirar, llena de restaurantes, cafés y tiendas al uso.


Destaca el edifico del Ayuntamiento del siglo XIX.



Unos que llegan...


... y otros que se retiran a descansar. En Hotel Garni restaurante, desayuno y wifi... quién da más?

Cuaderno de bitácora: jornada 9.
Jornada de acercamiento a Suiza enfilando de nuevo la B500, esta vez de un tirón hasta el destino elegido de la jornada. En medio, visita al lago Titisee incluyendo esparcimiento naútico para a continuación, como viene siendo ley, perdernos por secundarias que nos han de retornar, otra vez, a la ya familiar 500 hasta el cruce con la 34. 

Gutach llama la atención por un viejo vagón de la DB. 




Compartiendo experiencias con un grupo de motoristas...



... y hasta trikes!



En Triberg nos despedimos deseando una buena ruta...
                    

Sol en buena compañía solo apto para "disfrutadoras" del disfrute...





Mediodía y el lago Titisee hasta la bandera.

Estos teutones saben lo que es una zona recreativa en condiciones: tiendas, cafeterías, restaurantes, bares y entretenimientos varios...



...  fuerabordas de corte eléctrico...

... y exploradores del Viejo Continente ja, ja.



A falta de bañador retomamos el sendero hasta Bad Säckingen y nuestro hotel favorito, que todo hay que decirlo, incluye un restaurante muy, pero que muy recomendable.

Cuaderno de bitácora: jornada 10.
La añorada Zuiza, país de la diversión y la alegría, además de un nivel de vida pelín prohibitivo para ibéricos poco acostumbrados aunque cumplidores con la normativa (véase la famosa pegatina). Jornada con un destino claro: Lucerna.

Carreteras capadas para la velocidad y autopistas para procesionarios.



Aún así, rodar e intentar disfrutar al máximo...




... hasta la ciudad más turística de toda Suiza: Lucerna.


El casco viejo medieval es sin duda lo mejor de esta vieja ciudad.





En una de sus orillas destaca la Iglesia de los Jesuitas de estilo barroco...

... o el antiguo Ayuntamiento del siglo XVII.

El Puente de la Capilla es de los puentes en madera más viejos de Europa, siglo XIV.





La ciudad se levanta a orillas del lago de los Cuatro Cantones y cerca de los Alpes suizos.

La zona más noble se encuentra sembrada de hoteles 5 estrellas y un grandioso casino...

... los jardines, al menos, aptos para todos los públicos.

Soñando con la jornada de mañana,...



Después de una cena europea...



... y a nuestro hotel favorito a reponer fuerzas para la gran jornada mañanera... ZZZ

Cuaderno de bitácora: jornada 11.
Con la mente puesta en Los Alpes y coronar el Furkapass. Solo hace falta no perderse por las nacionales ni equivocarse de dirección en las autopistas, incluida una tediosa espera dentro de un túnel ante la atónita actitud de un polizei, incapaz de darme el alto entre los coches pero a que mi colega caza (ja, ja) aunque sin amonestación escrita. Parada y fonda en Gruyères, origen y nombre del afamado queso pero no de sus mediocres vinos, en fin.





El famoso tunelito ja, ja.





El ascenso en marcha...

... y por fin un "apfelstrudel"!

Cortesía de "la red".

Coronación y constatación.







Durante el descenso aún más concentrados...







 En Gruyères nuestro hotel familiar favorito de la jornada...                               

...y en la calle arte alienígena con museo incluido.


Cuaderno de bitácora: jornada 12.
Iniciamos la vuelta, y como siempre autopista y más autopista... 

... hasta Sévérac-le-Château, pequeño pueblo medieval que bien merece una introspección más exhaustiva por lo poco visto y admirado. Cena europea al uso francés y a descansar. 
                                            

A la mañana siguiente neblina matinal en nuestro hotel favorito. Cargamos como siempre y nos despedimos de Francia con un hasta luego!

Cuaderno de bitácora: jornada 13 y 14.
Final de viaje y reencuentro con Millau y su imponente Viaducto. Desde allí enfilaremos a Roncesvalles donde brindaremos con copa de vino español, como mandan los cánones. 




Después, y ya en Logroño, de tapas y vinos por el centro de la ciudad para recogernos antes de lo debido a nuestro hotel favorito. A la jornada siguiente y 14, arribar a Madrid donde todo comenzó hace ya dos semanas... Y HASTA LA PRÓXIMA!