Otro año más el rugir ha hecho de Madrid el puto centro neurálgico de todo gran amante de las motos americanas más personales y atemporales. En paz y armonía casi mil motoristas de todo tipo de clase y condición, hemos coincidido en que Este Madrid, con buen tiempo y muchas ganas de pasarlo bien, resulta el mejor de los trampolines para alcanzar el cielo y la gloria por siempre, y para siempre jamás.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)