Día 2, Irún - Châtellerault.
Matinal de tránsito cuando se trata de atravesar Francia a buen ritmo por su afamadas autopistas de continuos peajes...
... y equipadas
Áreas de servicio.
Día 3, Châtellerault - Neufchâtel en Bray.
Para hoy más autopista pero a menor ritmo. Ansias por llegar. En nuestra Fonda gastronómica más que recomendable del día, disfrutaremos de una agradable localidad francesa de la región normanda... vive la France!
Casi destruida durante la II Guerra mundial,
Neufchâtel en Bray fue reconstruida en la década de los 50 y goza, por lo visto, de muy buena salud...
Monumento a los muertos en la Gran Guerra.
Museo de Artes y Tradiciones Populares
En septiembre se celebra la Feria de los quesos y de ahí las vaquitas, supongo.
Días 4 a 6, Bruselas.
Poco más de 300 km hasta nuestro primer gran destino en este singular país mezcla de distintas comunidades y costumbres: Bruselas.
El archiconocido
Manneken Pis, pequeñita, pequeñita, y no es la original.
Esta sí es original y mucho,
Poechenellekelder...
... y el comienzo de una bonita amistad.
Otro clásico es el
Museo del Chocolate, belga por supuesto.
En la Grand-Place de la ciudad, siglo XV, se cuece todo el bacalao en forma de hordas de turistas...
... pero también de arquitectura Patrimonio de la Humanidad y todo lo que conlleva.
Coincidiendo con el día de la Comunidad Flamenca, se celebra el
Vlaanderen-Feest 2023 con artistas conocidos y gratis total, curioso y pintoresco.
Desde nuestra privilegiada
ventana todo sabe mejor...
... y bien acompañados!
El héroe yacente también tiene estatua y dicen que si lo tocas, tienes la suerte echada.
Frites, frites! Y es que mi rubia las adora.
El chocolate es otra de las joyas de la corona y aflora en todo tipo de tiendas y comercios.
En Bruselas lo clásico se convierte en popular y viceversa...
La
Plaza de España y su Quijote...
... o
Hergé y su Tintín, algunos ejemplos.
En las Galerías Reales Saint Huber, disfrutar de un paseo y curiosear en sus tiendas es compatible con el ocio en sus terrazas.
Al despertar caminata de 7 km hasta el
Atomium, mientras tanto el Senne...
... o una curiosa caricatura en movimiento.
También las hay estáticas...
Levantado con ocasión de la Feria Mundial de 1958 celebrada en la ciudad, el Atomium se ha convertido en todo un símbolo para la capital de Bélgica.
La Catedral de San miguel y Santa Gúdula, siglo XI, también.
En algunos edificios está permitido el acceso turístico únicamente hasta la azotea y de esta forma disfrutar de exclusivas vistas de la metrópoli, gracias titis!.
Días 6 a 8, Amberes.
... pero antes de abandonar Bruselas, la
Basílica del Sagrado Corazón, siglo XX, puro Art Decó.
Después, poco más de una hora de ruta incluida parada para repostar, y acceso entretenido hasta las entrañas más céntricas de la ciudad de nuestra fonda para estos dos días frente a la Opera de Amberes.
Comidos en un moderno restaurante y con el kit de paseo puesto, tardeo de paseo.
Es la
Plaza Groenplaats donde aflora en Navidad el típico mercadillo...
... pero también la típica y excelente cerveza, salud!
El antiguo edificio de la
Bolsa de Amberes...
... es hoy en día un flamante salón de eventos con restaurante, hotel y paseo abierto al público.
En la
Groenplaats y presidiendo, la estatua del afamado pintor
Rubens...
... detrás,
la Catedral de Nuestra Señora gótica y siglo XIV...
... y después, la
Plaza del Ayuntamiento.
En la fachada del Ayuntamiento figuran tres escudos de armas. Uno de ellos pertenece a Felipe II que como rey de España y bien sabemos, gobernó los Países Bajos.
Además, adornan su fachada numerosas y coloridas banderas de todos los países de la Unión Europea.
En sus calles Amberes esconde desde un Café Cabron, lugar mítico de la ciudad con un rollo alternativo y actual...
... hasta un Spiderman trepando por la fachada de uno de sus edificios.
La
Estación central de ferrocarril es una pasada, sobre todo su interior.
Al lado de la estación se encuentra el barrio chino, el único reconocido oficialmente en Bélgica.
Actitud fucking...
... y el Castillo Steen siglo XII y cuyo nombre proviene de la ampliación llevada a cabo en el siglo XVI por nuestro emperador Carlos V.
Frente a la entrada al castillo, se encuentra la estatua del gigante Lange Wapper que por las noches vagaba por las calles de Amberes asuntando a sus pobres moradores.
El río Escalda bordea Amberes a su paso por Bélgica.
Entre los muelles permanecen edificios de época pasadas...
... como el
Maison Mason reconvertido en lugar para eventos.
La barcazas y cruceros fluviales, unos asiduos...
... y muy cerquita de nuestro hotel, un pequeño descubrimiento solo apto para mentes inquietas, el
Museo de las ilusiones. Sin duda para echarse unas risas...
Alguna sorpresa callejera...
... y antes de recogernos, visita a sus galerías comerciales...
... para después disfrutar de un postre más que merecido, sí!
Días 8 a 10, Brujas.
También cerca de nuestra partida se encuentra nuestra nueva ubicación durante dos grandes jornadas, Brujas, pero antes decadente check-in y bienvenida cervecera en la vuelta del hotel, bedankt Orval!
El paseo empieza bien, wheels of steel!
Nos adentramos y asomando, la torre de la
Catedral de San Salvador, siglo XIII.
La
Grote Mark sorprende por su amplitud...
... y por las llamativas casas gremiales de colores, siglo XVII, reconvertidas en restaurantes y agradables terrazas donde parar y observar.
La Torre Belfort es el campanario de Brujas y además visitable con sus 366 peldaños.
La ciudad conserva todo el porte medieval de antaño, además de sus fantásticos canales que nada han de envidiar a los de Venecia.
El Museo de la cerveza resulta llamativo y al menos su escalera de acceso puedes visitar...
La Basílica de la Santa Sangre se ha mantenido desde el siglo XII sin cambios.
El Ayuntamiento de Brujas es muestra de la expansión económica de la ciudad durante el siglo XIV.
Un paseo en barco por su red de canales resulta imprescindible para deleitarse con las mejores vistas de la ciudad, sin duda lo mejor del día.
Y después cenita y algún cocktail en
La Fuente... Gezonheid!
Días 10 a 12, Gante.
Solo nos separan 60 km de la imperial Gante. Allí, la ciudad se encuentra en fiestas y la hemos de disfrutar. Rutina de llegada a nuestro hotel del día, la gorda a buen recaudo y excursión al meollo del asunto...
Ciudad universitaria por excelencia, se deja entrever la simpatía y amabilidad de sus gentes así como la modernidad reinante en todas sus calles...
... pero antes el aperitivo, por dios.
En sus calles y paseos del centrum, puede uno disfrutar de su rica arquitectura de corte medieval...
... como la
Torre Campanario, siglo XIV...
... o la Iglesia de San Nicolás, siglo XIII, vista desde el Puente de San Miguel.
En los muelles del canal la actividad que no cesa...
... y el retro summer tampoco, yeah!
La Korenmarkt es la plaza central de Gante por autonomasia. Desde aquí, la ciudad se abre al forastero...
El Castillo de los Condes de Flandes es además un museo de la Historia de la ciudad.
En la Graffitistrasse colorido...
... y en el primero de los escenarios en fiesta, banda local con la que disfrutar.
Frites, frites!
Otro imprescindible es el paseo en barco por los canales de Gante. Si además el patrón opina sobre el estado de la ciudad, la imagen global resulta más rentable... pero sin cuernos! ja, ja.
El Castillo de Gerardo el Diablo, siglo XIII, es hoy en día el Archivo del estado.
De repente, la modernidad...
... la liturgia...
... o la lujuria en forma de mesa y mantel.
De nuevo en tierra, toca cervecear en la Waterhuis aan de bierkant amenizado además con actuación de banda local.
Quizás en otra ocasión, mmm.
La
Torre Belfort es visitable y desde lo más alto, las vistas acojonantes...
Desde los muelles con amor...
Últimas vistas...
... y hasta la próxima, Gante!
Días 12 a 15, el retorno: Alenzon, Burdeos, Vitoria...
Primera de las jornadas de retorno y el mejor de los aliados nunca falla: autopistas francesas, sí, sí, sí.
En Alenzon, fonda de buenos tiempos y cenita con todo un clásico, nuestro querido Buffalo Grill.
Amanecemos con ganas de más autopista y por ello toca pernoctar en Burdeos en nuestro hotelazo de buenos tiempos. Y es que los aledaños de la autopista para el descanso, nunca dejan de sorprendernos.
Al día siguiente y ya en suelo patrio, más kilómetros hasta Vitoria donde echaremos la tarde-noche con tiempo incluso para visita y cenorra en su casco viejo.
Ya en casa, toca de nuevo reposar con otra rica cerveza en la memoria, lo vivido y aprendido sobre dos ruedas... Y HASTA LA VISTA PENDEJOS!
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