Aunque con retraso pero aquí está, verano del 22 y dos semanas por gastar en aras de la inagotable Portugal.
Nos quedamos con todo, con sus paisajes y la amabilidad de sus gentes, con su gastronomía y su rica cultura, con sus asequibles peajes y su muy fría cerveza (gracias Super Bock!) y entremedias, kilómetros de disfrute entre nuestros selectos destinos... SIEMPRE RODANDO!!
Días 1 a 3, sorprende Braganza.
La jornada discurre entre la A-6 hasta Zamora y desde allí la N-122...
... no sin antes parada para refrescar el gaznate que para algo se encuentran en fiestas, Alcañices.
Tras el aperitivo en ruta a un paso de la frontera. Identificamos matrícula con la visa para los peajes...
... y Braganza a nuestro encuentro.
Y antes de la velada de cata del primer bacalao estival, cervezas en la terraza céntrica más chic a golpe de classic rock, yeah!
Desayunados y acicalados, amanece un nuevo día dedicado a visitar la ciudad y su Castelo ubicado dentro de las murallas de la ciudadela.
Data del siglo XII y su Torre del homenaje alberga el Museo militar de Braganza, aunque cerrado.
La Romería en pleno apogeo. En el interior de la Iglesia de Santa María asistimos a la liturgia y celebración en compañía de caballeros en capa pero sin espada...
La Domus Municipalis, es sin duda todo un ejemplo de la singularidad de la arquitectura civil románica de la época, siglo XII.
Y es que despiertos y ya desayunados la ruta se hace más llevadera.
... y llegamos a nuestro Hotel favorito, rodeado por la Bohemia y esa decadencia tan particular de la vieja Europa...
La Iglesia del Carmen, siglo XVIII, y su fachada revestida de increíble azulejo, una constante en los templos de la ciudad. Como curiosidad y a su izquierda, entre ambas iglesias, pueden verse las 2 ventanas de la antigua casa del sacristán y campanero, la más estrecha de Oporto.
La Dama Justicia protege este Palacio donde se imparte de todo menos injusticia o al menos es lo que siempre queremos creer.
... y en su retaguardia, el Antiguo Mercado reconvertido en espacio de ocio donde saborear toda la Bohemia ja, ja.
... y como no, toda gran ciudad precisa de una Teatro Nacional, en este caso de San Joao.
... anuncian la presencia de la Sé de Oporto, siglo XII, y sus características almenas al estilo de las catedrales fortificadas europeas.
El Ponte de Luis I es sin duda el más emblemático de la ciudad con sus 395 m de longitud. Tiene uno de los arcos de hierro forjado más grandes del mundo.
No hay que perderse un pequeño crucero por el río Duero, y percatarse de una ruta fluvial que ha modelado la ciudad imprimiéndola de un carácter y una personalidad únicos.
Agotados por una jornada exprimida hasta la saciedad, nuestras últimas vistas a esta gran ciudad desde la tranquilidad de nuestros aposentos... y mañana será un nuevo día.
Días 5 a 7, a Óbidos por Aveiro.
Paseo de 250 kms hasta nuestro destino Óbidos. Entradas y salidas de autovía que hacen la travesía más interesante y entretenida.
Paseo de 250 kms hasta nuestro destino Óbidos. Entradas y salidas de autovía que hacen la travesía más interesante y entretenida.
Atrás queda Aveiro y la intención de volver de forma más sosegada... pero el viaje continua...
... para luego acceder desde la zona opuesta a la entrada principal, hasta su Castelo (una de las siete maravillas de Portugal, sin duda) sin necesidad de atravesar la villa, que es como lo hicimos en la segunda jornada.
Merece la pena recorrer todo el perímetro de la ciudadela por la muralla que la rodea. Las vistas resultan aún más interesantes y es posible ubicar rincones identificados previamente desde cota de suelo.
... incluso la de su rey ja, ja.
Días 7 a 9, Sintra y el recreo de los nobles.
Como siempre nuestro desayuno portugués revitalizante, nos proporciona fuelle para emprender ruta hacia nuestra nueva empresa en compañía del astro rey que como es habitual, castiga pero no ahoga.
Como siempre nuestro desayuno portugués revitalizante, nos proporciona fuelle para emprender ruta hacia nuestra nueva empresa en compañía del astro rey que como es habitual, castiga pero no ahoga.
Después del terremoto que desoló la villa en el siglo XVIII, Sintra fue reconstruida no tardando en llamar la atención de extranjeros y aristócratas, convirtiéndose así en un centro turístico que perdura hasta la actualidad.
Sin duda, buenas vistas...
Casonas y hoteles ya olvidados,...
Dejamos nuestro hospedaje en Sintra después de un desayuno de lo más vintage y emprendemos rumbo a la capital de Portugal.
Después de comer justo enfrente nuestra ración diaria de bacalao, y desde donde somos amenizados con las labores de la Guardia Republicana por intentar dar caza a un maleante de poca monta, iniciamos con la "fresca" un paseo por tan insigne ciudad.
Los tranvías son la seña de identidad de la ciudad. Además, para transitar por sus estrechas calles resulta la mejor de las opciones, aunque también andando por supuesto.
Y a la noche, cena en nuestro restaurante favorito con actuación musical incluida y paseo marítimo nocturno incluido.
Antigua fortaleza musulmana, el Castelo de San Jorge, recibe su denominación en el contexto de la Reconquista de la península ibérica llevada a cabo en Portugal por el rey Alfonso I, siglo XII.
Es la Plaza del Mercado el centro neurálgico de Lisboa. Antiguo enclave del Palacio Real, ha sido la Puerta de entrada al comercio marítimo.
Son el Arco Triunfal de Rua Augusta...
Sin dejar el paseo marítimo, el Ministerio de la Marina simboliza el azul del mar en sus pulcras fachadas...
El Monumento a los Descubrimientos resulta grandioso acorde al pasado explorador de Portugal, pero antes reservar en nuestro restaurante favorito que luego se peta,...
... muy cerca el Monumento al Lusitania, primer vuelo que unió las ciudades de Lisboa y Río de Janeiro tras 79 días de gesta...
Al fondo el Monasterio de los Jerónimos...
Y después de nuestro marisco regional bien disfrutado, nuestro mototaxi favorito y directos al Museo Militar de Lisboa, última visita obligada del día.
Como colofón a una jornada exultante, seguimiento desde nuestra habitación de la maniobra de atraque de un super transatlántico... HASTA SIEMPRE LISBOA!
Días 11 a 13, Elvas por Évora.
Dejamos Lisboa cruzando el río Tajo por el Puente Vasco da Gama. Por delante un corto paseo hasta nuestro próximo destino...
Dejamos Lisboa cruzando el río Tajo por el Puente Vasco da Gama. Por delante un corto paseo hasta nuestro próximo destino...
... Évora en el Alentejo. En la Plaza de Giraldo se concentra la actividad de terrazas y transeúntes, además de la Iglesia de San Antonio y la Fuente de 8 caños.
... o el Templo de Diana, siglo I a.C., son alguno de los ejemplos en pie que atestiguan la antigüedad de la ciudad.
Muy cerquita de la frontera con España se encuentra nuestro última visita del viaje, Elvas. Ciudad fuertemente fortificada desde el siglo XVIII debido a su enclave fronterizo.
El Arco de Santa Clara es testigo desde el siglo XVI de los ajusticiamientos y ahorcamiento de los reos en la Picota sobre la escalinata.
En el Museo Militar de Elvas puedes echar la tarde entre su numeroso material tanto en el interior...
Visita a la familia y jornada de vuelta a nuestro perpetuo Madrid... Y HASTA LA SIGUIENTE PENDEJOS!
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