... cada kilómetro un mar de felicidad, cada entorno un referente para los sentidos, y cada persona, el puto mundo.



El Ciervo De Krivoklat, Julio 2019


Han de saber lo presentes, que la crónica que nos centra, entre vicisitudes de quien escribe y representa, solo es posible desde el entendimiento y la complicidad que entre piloto, artillera y montura se crea, con el único fin de conformar un periplo digno de ser observado, sentido, analizado y todo lo demás, para a bien después también ser contado y compartido. Comprendido y resuelto de esta forma, puede uno hacerse idea de los encuentros y aproximamientos sufridos con soltura y feliz encuentro.
Es el centro de Europa lugar proclive para experimentar y evidenciar el sabor rancio pero enriquecedor, de éste nuestro entorno en el que conseguimos disfrutar de todo lo que al alcance se postra y es susceptible de ser rogado. República Checa y Austria han sabido mostrar una vez más, todo aquello que mi amada artillera y curtida montura han sabido disfrutar, por primera vez una y  tantas otras aquella. Para servidor un reencuentro con mi querida Krivoklat más que satisfactorio; todo sigue igual y eso es lo que importa.

Día 1 y a 700 kms de Burdeos.


Etapa de puro tránsito para cubrir esa distancia que nos separa de nuestra primera pernocta en autopistas francesas. Antes de recogernos Buffalo Grill un tanto remoto, para después confirmar un descanso más que merecido. 

Día 2 y 680 kms hasta el Eric Hotel.
Amanece y recogemos evitando así la maldición del petit déjeuner. A cambio, croissant y café olé en una de esas bien surtidas zonas de servicio de las autopistas galas. 
Sin duda el calor comienza a apretar...


Una de esas paradas para confirmar que no la estás cagando, ja, ja.

Siempre una debilidad...

En mitad de la nada, una área de descanso con poco más que aseos y agua, pero eso sí, café olé para todos. Me gustan (cada vez más) las autopistas francesas.

Y la nueva pernocta, esta vez en Dole. Buen alojamiento y sobre todo buena cena casera, de esas de toda la vida y además a la francesa.


Día 3 y 700 kms entre obras y más obras.
Alemania y sus más que sobrevaloradas autopistas exentas de peaje. La leyenda ha muerto, y ahora atravesar el país por autopista, se convierte en una pesadilla gracias a sus interminables obras que van y vienen en ráfagas interminables.


Ante tal desesperación, lo mejor es parar y despejar la mente por unos minutos.

El destino programado rechaza más huéspedes, pero como no hay mal que por bien no venga, el nuevo destino sugerido en Amberg no puede resultar mejor.

Grata estancia, restaurante ameno y con buen gusto, encanto de camarera todo amabilidad y sonrisas pero sobre todo, lo mejor, ésa compañía que siempre está.


Día 4 y 250 kms de revival checo.
Desayunados y encantados, la rutina de la carga raya la perfección. Por delante, un agradable paseo por esa Chequia descubierta hace ya unos cuantos años y recordada tal como fue.


Las autovías en su punto y el tráfico casi ausente...

... mientras en las nacionales, el paisaje y cierto tráfico animan la jornada.

Es el primer destino de la jornada...







... Karlovy Vary en la región de la Bohemia.
Ciudad balneario fundada por el predecesor de nuestro emperador Carlos I, en ostentar el mandato del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos IV era como se hacía llamar.

Típica ciudad del centro de Europa de aspecto agradable y pulcritud en sus calles,...

... fauna exótica...

... y anticipo de lo que resta por llegar, salud!

Sus fachadas...

... sus parques...

... y hasta sus vestigios de tiempos convulsos, no te dejarán impávido.





No, no es birra, es agua mineral, ja, ja

De nuevo en ruta y Krivoklat en la mente.



Extrañamente de nuevo obras, sin embargo esta vez resultan gratamente efímeras.

Sendas tantas veces recorridas por quien relata...

... que todo resulta muy fácil y familiar.

Krivoklat se encuentra en la bohemia central de la República Checa y todo está al alcance de la mano. El ciervo esta vez, sí puede recibirnos...

Nuestro hotel favorito por esta noche resulta decadente y familiar, mola!





De su terracita nunca te cansarás.

... pero, para qué queremos más grupos? Todo el mundo sabe que el rock alcanzó la perfección en el 74, es un hecho científico! (minuto 17:39) ja, ja.





Los adoquines y la arenita en la curva...

... o la Skola (si pudiera hablar, ja, ja).

No hay más ni menos...

Su Castillo del siglo XIII era refugio de caza para los reyes de la época. En sus frondosos bosques, el venado siempre ocupaba un lugar privilegiado en las mesas del monarca.

Es visitable y merece la pena...





... como el Oso, el Fritangas,... qué recuerdos!

La jornada concluye y nosotros también, mañana más.

Día 5 y 100 kms entre bosques y goulash.
Amanece y desayunamos en un entorno sin igual. El desayuno a la altura sorprende.
La jornada es intensa y aunque nos espera la eterna Praga (y cerca se encuentra)...




... preferimos perdernos por esas eternas carreteras de interior. Vieja escuela, siempre!







Este cruce con su capilla también me suena, sin duda vamos por buen camino.

En Karlstejn hasta un minimuseo-bunquer de la II Guerra mundial.

Al castillo no puede subirse en moto y hasta para estacionar, tiene que ser en el jodido parking al cambio checo. No puede aparcarse en la travesía y la policie en constante acecho.

En fin, aprovechemos para un goulash de media mañana que siempre hace bien.



De nuevo en ruta, el puzzle va tomando forma...



... aunque siempre con la duda a cuestas. Hay que consultar... gracias mi artillera.

Primer contacto con Praga y todo en orden. Se busca alojamiento lo más céntrico posible y se obtiene fácilmente y en correcto estado.

Después, la tarde entera solo para la ciudad...

Un deseo no cumplido y es que los años la memoria turban, ja, ja.

Rarezas de hoy en día en una ciudad que no merece la modernidad contemporánea mal entendida aunque bien ejecutada.

A la vera del  Moldava todo resulta más agradable si cabe, salchichas y música en directo incluido.

El Teatro Nacional...

... se entremezcla con la arquitectura típica de la ciudad.

Los tranvías están en todas partes y la ciudad los adora.

Olvidada de las rutas turísticas y con pátina urbana, la Iglesia de San Wenceslao.

El Moldava como todos los ríos de centro europa resulta poderoso y muy caudaloso.

El Puente de las Legiones, siglo XIX.

... sí otra vez, Teatro Nacional y esta vez al completo.



Reclamo turístico de la ciudad donde los haya el Puente Carlos, siglo XIV. Su puerta en la Ciudad Vieja te ha de llevar a la Ciudad Pequeña.

Una de sus 30 estatuas entre reyes, sabios y santos patronos.



Precede a la puerta de entrada la Iglesia de San Francisco de Asís, siglo XVII...

... en el centro de la Ciudad Vieja, el Reloj Astronómico del Ayuntamiento de la ciudad, siglo XV...

... y más al centro, la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, auténtico abanderado de la ciudad, preciosa...

.. y así aún más.





En su plaza el monumento a Jan Hus, sacerdote impulsor de la denominada Reforma Protestante y muerto en la hoguera...

... y a su vera, la Iglesia de San Nicolás, máxima expresión del arte barroco en la ciudad.

Día 6 y más Praga.
Jornada cien por cien turística a lo largo de la ciudad. Además de la Ciudad Vieja iremos más allá, a la Ciudad Pequeña, y subiremos las eternas escaleras a la ciudadela donde se ubican la catedral, castillo, palacio y demás joyitas. Volveremos a nuestra fonda más sabios y también más agotados...


Los tranvías son el alma mater de la ciudad y proporciona a sus calles ese toque decadente y bohemio.

Entre estatuas colgadas y paragüas...

... el Mosaic House en un referente en la noche de la ciudad. Hotel que en su planta de calle acoge un restaurante y bar de copas, además de cultura y arte alternativo en un ambiente siempre abierto a nuevas tendencias. 

Loca? quizás ja, ja.

De nuevo en el Puente Carlos junto a la puerta de acceso a la Ciudad Pequeña.



Estatuas y esculturas siembran el paso: San Francisco de Borja y la calavera coronada...

... San Juan Nepomuceno a quien todos bien ruegan por un deseo...





... San Juan de Mata y cía donde destacan los cautivos y atormentados en su mazmorra.





El acceso a la Ciudad Pequeña...



... pero antes un buen zumo de cebada para reponer fuerzas, sí!

Su excelente estado de conservación se debe, principalmente, al paso de la II Guerra Mundial sin apenas roce alguno.



Establecimientos al uso con reclamo en su sótano...

La subida al castillo resulta extenuante, la escalinata que conforma su acceso aunque poco pronunciada es muy larga.

El acceso al complejo del castillo se encuentra sembrado de turistas, algo que ya resulta pesadamente familiar.



Por un precio correcto tienes acceso a las opciones establecidas, la nuestra: Catedral, Palacio y Basílica.

Vistoso pero artificioso, no sé...



... pero su catedral, genuina e impresionante.

La Catedral de San Vito es gótica y del siglo XIV, fecha del inicio de su construcción.

En su interior el ruido imperante debido a turistas sin ton ni son resulta pelín incómodo. Siempre he preferido en este tipo de visitas, un silencio agradable en consonancia al lugar en que nos encontramos.



En el Callejón del Oro se encuentran casitas visitables...



... a modo de museo de armas y enseres medievales, muy interesante.

Aunque puedes acceder por la puerta de cualquier casa, en la planta superior todas ellas se encuentran comunicadas resultando así la visita mucho más cómoda.



El Moldava una vez más, esta vez desde el Puente de Mánes después de bajar desde el castillo...

... y en el otro extremo la sede de la Filarmónica de Praga, el Auditorio Rudolfinum.

De vuelta al centro más consumista de la ciudad para ver mariposas en cautividad...



... y hasta alguna sorpresa predadora.

Si el presente concede, nos retiramos a descansar que mañana será un nuevo día, espero.

Día 7 y 250 kms entre huesos hasta la sorprendente Telc.
Dejamos la capital reposando en nuestras cabezas para seguir avanzando hacia nuevos destinos por nacionales del país. Había mono de moto y se nota. Carreteras sinuosas y de firme espléndido para deleite de los presentes.




Más que agradable la ruta resulta...

... y primera parada programada, Kutná Hora.

Es el reclamo turístico por excelencia de esta pequeña ciudad...

... el Osario de Sedlec.

En los sótanos de la Iglesia que se ubica en medio del cementerio, se encuentra esta llamativa capilla decorada con los miles de muertos desenterrados durante siglos por falta de espacio en el mismo cementerio.

Macabro, artístico, religioso... que cada cual saque sus propias conclusiones.

Una que queda pendiente, eh artillera? Iglesia de la Asunción, siglo XIII.



Entre chubascos...

... y claros...

... cae la tarde y nuestra pernocta del día más cerca.

Las señales siembran dudas...

.... pero no, hemos llegado sin sobresaltos a Telc y a nuestro hotel favorito del día. Muy recomendado y con un buen restaurante donde saciar nuestra hambre canina antes de conocer la ciudad.

Lo primero que vemos a medida que nos adentramos en la ciudad es su lago y ya sorprende...

... el resto una delicia para la vista.

Iglesia de San Jacobo...

La Plaza Mayor es impresionante con sus típicas fachadas renacentistas de colores.



Sin duda Telc, es una de esas maravillas que solo se descubren improvisando dentro del guión preestablecido.

... La Torre del Espíritu Santo...
                                      

... la Columna de la Virgen...



... o el Castillo-Palacio no te dejarán indiferente.

Día 8 y 250 kms en compañía de nubes austriacas.
Amanece y después de desayunarnos estamos listos para emprender singladura hacia tierras austriacas. Día nublado que augura el uso de alguna prenda adicional y como siempre disfrutando del entorno.




Sin duda un buen comienzo.

A traición y consultando para no errar en demasía, ja, ja.









En Jarosov nad Nezarkou punto de inflexión de la actual nacional 23...

... no sin antes zafarrancho de lluvias.

Movimientos atmosféricos que no precisan traje de agua, el Garibaldi es más que eficiente.



Alguna compañía...



... hasta Trebon y su rotonda dedicada a la carpa.

La Iglesia de St. Gilen pendiente de nuestra montura y servidores de paseo por su ciudad.

Trebon es otra ciudad descubierta que bien merece una noche, pero eso será en otra ocasión, lástima.

Su Plaza Mayor recuerda a la de Telc, igual de bonita aunque más recogida.





Chaparrones intermitentes nos han de acompañar...



... hasta nuestro nuevo gran destino, la imperial Viena. Como siempre, en grandes ciudades, cuanto más céntrico, mejor.

Sequitos y limpitos, tranvías, un corto paseo...

... y a cenar... y después, un descanso más que merecido... salud!

Día 9 y la imperial Viena.
Todo el día por delante para recorrer la ciudad con buen tiempo. A diferencia de Praga, Viena no se encuentra saturada de turistas. La visita a sus rincones y construcciones más emblemáticas resulta más tranquila, sin agobios y se agradece.
Viena es la cuna de la Vieja Europa, una ciudad amplia y monumental, rodeada de rica Historia donde cada rincón sorprende por su arquitectura artística y que ha encontrado en dependencias oficiales y museos,  su mejor garantía de prosperidad.

Junto a la Universidad de la ciudad despuntan las torres en aguja de la Iglesia Votiva, siglo XIX. 

Se encuentra abierta y bien merece la pena echar un vistazo...

... en su interior...

... o exterior.

Nuestro periplo urbano continua ataviados con el ya tradicional kit de paseo, con él nada es imposible ja, ja.

Una vieja conocida es la Plaza del Ayuntamiento, auténtico punto de encuentro en la que sus terrazas de rica cerveza y mejores salchichas, hacen las delicias del que suscribe en un entorno amable y muy agradable, como en casa...

... salud!





Al fondo el Teatro Imperial...

... el Museo Beethoven, autobús turístico...

... y la dama de los bosques.

En la Plaza de María Teresa, que debe su nombre a la Emperatriz María Teresa I de Austria, se encuentran dos edificios simétricos: el Museo de Historia Natural...

... y el Museo de Historia del Arte.

Equidistante de ambos, su Emperatriz.
                                     

Junto al complejo simétrico se halla el Palacio Imperial, regentado por la Casa de los Habsburgo durante 600 años, que se dice pronto.
                       

En su entrada se encuentra la escultura ecuestre del Emperador José II, hijo de María Teresa...

... y en frente, el Parlamento presidido por la diosa griega de la sabiduría que seguro ha de contagiar de hábitos y conocimiento a sus moradores...

... y también a sus visitantes. Al fondo en clave de sol, el gran Mozart...

... o en actitud pensativa, Goethe.

El Teatro de la ópera ocupa una ubicación preferente en la ciudad que sirve como punto de encuentro para programar recorridos.



Después de una suculenta salchicha vienesa en Bitzinguer, el café ha de ser a los pies de la Catedral de San Esteban...

... que lo es sobre el antiguo templo erigido allá por el siglo XII.

Su plaza es un hervidero de peatones que van de centro en centro (... y tiro porque me toca) ubicados en bonitos edificios de época reconvertidos.

La Iglesia de San Carlos de Borromeo debe su nombre al héroe forjado durante la epidemia de peste en el siglo XVI: hombre de frutos no de flores; de hechos y no de palabras.

Un deseo de mi artillera bien cumplido: el Palacio Belvedere y los tesoros que en su interior esconde...

El Beso...





... Napoleón cruzando los Alpes...



... o el Jarronazo, ja, ja.

Desde su interior, además, excelentes vistas.

Y ya de regreso al hotel, una plaza llama mi atención. Es el monumento dedicado al Ejército Rojo durante la Ofensiva de Viena en la II Guerra Mundial y que supuso la liberación de Austria.

Esta vez el tranvía es de los viejunos... y hasta mañana!

Día 10 y 300 kms hasta Sankt Gilgen.
Sin duda otra jornada para el recuerdo. Rodamos por la campiña austríaca donde la vida resulta de lo más idílica. Casas en los prados, lagos y montañas, circulación ausente y cuando no prudente. Compendio de variables que inclinan la ecuación hacia los más íntimos deseos.






Es el lago St. Wolfgang ése secreto austríaco bien guardado...



... y primeras incorporaciones después tanto tiempo. El destino promete.



La dirección es la correcta...







... mas nunca está de más... y sí, es la 154...

... y a traición, ja, ja.

El funicular nos confirma nuestra pintoresca meta, Sank Gilgen.

Aquí todo resulta placentero y si no que se lo digan a nuestro gran hotel de la jornada.



Después de admirar sus bonitas vistas desde la balconera, pequeño paseo por la pequeña urbe y curiosear en sus tiendas. Por supuesto, cerveza del país acorde al entorno.

Sin duda lo más visitado es la Plaza de Mozart, donde un joven e incipiente genio inmortalizado en escultura nos recuerda su cuna natal.

Día 11 y 660 kms. El principio del fin...
Amanece pronto y primera jornada de un retorno anunciado. Tras desayunarnos y cumplida la liturgia matinal, servidores y montura estamos dispuestos a clasificar kilómetros en la sección de vividos y recorridos.




Ésas casitas y sus verdes prados,...





... ésos paisajes y agrestes montañas,...

... todo es confinado en lo más hondo de nuestras cabezotas...

... como el bálsamo perfecto para el paso, una vez más, por las autopistas germanas y sus cansinas obras.

La jornada ha sido generosa en kms y la hora de llegada a nuestra fonda en ruta, perfecta. Nos refrescamos y llenamos el estómago antes de recogernos a descansar hasta el día siguiente...

Día 12 y 680 kms... y otra vez Lyon.
Sí otra vez, no aprenderé nunca, de nuevo en la circunvalación interior de Lyon y su extenuante tráfico de gran urbe. La opción requerida o anillo exterior, como siempre ha sido no obviada y toca paciencia. Por lo demás, etapa sin sobresaltos y buena media gracias de nuevo a las autopistas francesas.


A la tarde un habitual para pernoctar...

... y una novedad para cenar. Mañana más.

Día 13 y 520 kms de ruta peninsular.
Perpignan ha sido el último destello galo en ruta. Avanzamos sin tregua hasta tierras mañas donde avituallarnos y pernoctar...


En tierra natal, cambian las carreteras pero no el ansia por rodar.



Es hora de almorzar y que mejor que hacerlo en nuestro decadente del día y de la noche. Aragón y Fraga, nuestro refugio de la jornada.

Día 14 y 500 kms hasta el inicio.
Una nueva prueba de resistencia y disfrute sobre dos ruedas, porque lo valemos y porque queremos. A un tiro de piedra de nuestras casas, en compañía de nosotros y nuestros pensamientos.


Más que rebosantes de satisfacción, por ésta nuestra empresa bien resuelta. Empaquetados quedan, además, un montón de buenos momentos, de buenas sensaciones y mejores visiones... ARRIONDAS PENDEJOS!


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