... cada kilómetro un mar de felicidad, cada entorno un referente para los sentidos, y cada persona, el puto mundo.



El Fin De La Tierra Y Siempre Más, Junio 2018


Finis terrae o el punto de la Tierra más occidental de toda la cristiandad. Aquel punto donde el mundo terminaba y la Humanidad sucumbía a sus propios demonios. Esa Humanidad pretenciosa e inquisitiva en el arte del saber y un tanto beligerante en sus aguerridas formas.
Para servidor, una deuda más que pendiente y gratamente saldada. Para otros, destinos conclusos sobre los que versa la vida pasada pero siempre abiertos a un futuro incipiente. Ese destino que siempre ha de ser el propio viaje, no puede ser de otra manera, y quien diga lo contrario, simplemente se equivoca. Fieles a uno mismo, hasta mimetizarnos con el entorno de un universo paralelo repleto de motoristas de callos en las manos y cicatrices en sus duras cabezotas. Creciendo como personas pero también como animales de compañía, esa compañía que siempre es bienvenida y que raramente nos falla. Esa compañía que nos tiene a las buenas pero también a las malas, que nunca se cansa y que siempre nos alienta.
En definitiva, la mejor de las travesías con la mejor de las compañías durante 3.500 kms, revisitando y descubriendo enclaves de nuestra querida Península Ibérica que también nos acompaña, y nunca nos falla.

Moleskine, día 1 y 2.
Con el día gris y pensando en nuestra cita burgalesa para degustar viandas porcinas y ovinas, emprendemos la marcha no sin antes mirada previa a los cielos, que se han de tornar cada vez más oscuros y sombríos. Tras los postres, han quedado nuestros comensales deseándonos buena ruta; por delante, la tediosa pero socorrida autovía hasta nuestro querido destino del día 1: San Vicente de la Barquera

Amanece el día 2 en nuestro Hotel Favorito...

... y con tan solo abrir la ventana de la habitación, todo un día por delante para hacer todo aquello que nos venga en gana.



Hay ganas y se nota...



Tras atravesar el conocido y viejo puente de la localidad...

... se ha de bordear la costa por su carretera de surferos y peregrinos en acción...

... donde resulta imposible perderse, ante la atenta mirada del dios Neptuno.

... y después, la CA-131.

Localidades como La Rabia, Comillas (de la que daremos buena cuenta),...





... Sierra o Cobreces.

En Cobreces se encuentra la Abadía Cisterciense de Santa María de Viaceli (una de las más grandes de toda la cristiandad!), cuya hospedería encuéntrase abierta a todo tipo de flora y fauna y a un precio digno de ser considerado. Absténgase móviles y todo tipo de elementos superfluos. 

Muy cerquita, a su vera, la Iglesia de San Pedro Ad vincula de estilo neogótico y paso obligado del peregrino en su camino a Santiago...

... y mientras tanto, virgencita que me quede como estoy.



De vuelta y escondido entre la espesura, asoma una torre que llama nuestra atención, es el Palacio de Villegas, siglo XVII. Rodeado e invadido por la flora local, su aspecto rememora tiempos pasados de poder y religiosidad unidos de la mano. 



Rumbo a San Vicente y parada obligada en Comillas.

Localidad de corte modernista donde las haya y primera de España en disponer de electricidad. La visita del monarca Alfonso XII  "obligó" a la ciudad a vestirse con sus mejores galas.



La Iglesia de San Cristobal preside el centro de la localidad...



... y en sus alrededores...

... tascas (incluso centenarias) donde degustar ricos caldos...

... al calor del amor en un bar.

Hora de comer y que mejor, con permiso del Ángel Exterminador en lo alto del cementerio...

... que arrimarse a línea de costa...

... donde puedes encontrar el lugar idóneo para reposar y saborear los pescados del Cantábrico, junto a un blanco siempre bien fresquito...

... Y LO SABES! ja, ja.

Tras la sobremesa, el Capricho de Gaudí a nuestra vera...

... nuestro viejo y conocido puente...

... y en San Vicente, subida a su Puebla Vieja.

En tránsito hacia su iglesia y castillo, sorprende gratamente la fachada de la Escuela marítimo pesquera, Corazón de María. 

La Iglesia de Santa María de Los Ángeles junto al Castillo del Rey, conforman las señas de identidad del casco viejo de la ciudad. 

Las vistas desde lo más alto siempre se agradecen, puedes contemplar y observar a la vez que se fijan referencias...



... y ubicaciones!



De bajada el paseo resulta menos agotador, y después, cenita en el puerto y a planchar oreja en nuestro hotel favorito, sí.

Moleskine, día 3.
Ligeras lloviznas en la partida dirección al Principado, el destino: la ciudad de Gijón. Toda una desconocida y una concesión personal precisamente por su condición de gran ciudad. Poco sabíamos de Gijón pero a punto de que la cosa cambie... 

La jornada empieza con traje de agua incluido así que N-634 y después N-632, dos conocidas de la saca. 

Es casi hora de comer y entramos en Gijón sin dejar su espléndido paseo marítimo a nuestra vera...

... y de paso y a un paso, nuestro hotel favorito del día; las vistas en sintonía.

Rastreando con el olfato porque el hambre aprieta, en su Plaza Mayor además del Ayuntamiento,...

... algún Monumento...

... o algún prosaico aficionado...

... el primer cachopón de la temporada estival, oh yeah!

Con la cecina riojana entre las cejas y el estómago más calmado que nunca, se hace imperioso un paseo bajante y relajante y descubrir alguno de los enclaves más significativos a golpe de "kit de paseo", esta vez modo otoñal. 
El primer rey astur, Don Pelayo, frenó el avance de los moros en la Península siendo el artífice de la denominada Reconquista. En la mejor ubicación posible encontramos el monumento a su memoria...

El Paseo marítimo abarca una importante vista de la ciudad en modo cómo molo...



... y cerca, muy cerca, otro magnífico, el emperador de Roma Octavio Augusto, artífice de la conquista de Gijón.

La Iglesia de San Pedro original del siglo XV fue destruida durante la Guerra Civil española y posteriormente reconstruida. Ubicada junto a la playa de San Lorenzo es uno de los edificios sacros más representativos de la ciudad...



... o como la Casa natal Museo del escritor y político de la Ilustración, y oriundo del lugar Melchor de Jovellanos.



El Nuevo Mercado de la Pescadería de 1928, fue fichado como dependencias municipales con restauración polémica incluida.

El paseo de San Lorenzo es simplemente una pasada,...

... la Biblioteca Jovellanos imponente...

... y la arquitectura urbana, modernista.

Moleskine, día 4.
Inmersos en la costa asturiana rodando y parando a nuestro antojo. Visitando pequeños enclaves pesqueros donde todo resulta más sencillo. A la hora de comer, parada en Ribadeo para después continuar rumbo hasta nuestro destino de la jornada, cabo de Finisterre.

En San Juan de la Arena, pueblo marinero donde los haya, tienen a bien disponer rotondas al uso... 

En Soto del Barco y escondido entre la espesura...

... se vislumbra el Castillo de San Martín.



La N-632 discurre ahora sobre el río Nalón...



... y a ratos, intercalando carreteras más de litoral con carreteras más boscosas.

En la pedanía de El Pito, a un lado su Iglesia y enfrente...

... la Quinta Selgas. Conjunto artístico de palacio y jardines que en el momento de nuestra llegada se encontraba cerrado a cal y canto...

Cudillero es otro bonito ejemplo de localidad marinera que bien merece una parada.

En este caso optamos por bajar directos hasta el puerto ya que la fuerte pendiente de calles, complican cualquier maniobra con mi gorda montura. 

Un pequeño puerto que hará las delicias de nuestra atenta mirada...





El enclave resulta de lo más evocador...

Solo de pensar tener que volver por el empedrado de fuerte pendiente y cargado hasta las trancas, ufff... por suerte existe una "puerta trasera" a modo de carretera que nos devuelve a la nacional. 

De nuevo en ruta...



... Soto de Luiña...

... nubes y claros...

... peregrinos por doquier...

... y parada para avituallamiento en la mundialmente conocida Ribadeo. Tanto Ayuntamiento...

... como Torre de Moreno, claros ejemplos de arquitectura indiana en atractivo declive.

Después N-VI y más N-634 hasta alcanzar el final de nuestro particular Camino en Santiago de Compostela, eh Pelao?...

... pero esta vez hacia el más allá. Corcubión, fin de la Tierra...

... o simplemente Finisterre.

Sé de una que también lo tenía pendiente jur, jur.

Su faro es el más antiguo de toda la Costa de la Muerte...

... y su costa aún en calma, testigo de la bravura y estupidez de intrépidos marinos y pérfidos albiones.



Con la Memoria en nuestra memoria, cenita en el muy recomendable y posterior retirada a nuestro Hotel favorito del día... buena noche!

Moleskine, día 5.
Como en algunas cadenas de TV, ruta de ajuste que sirve para resetear nuestros espíritus y adaptar nuestras mentes al cambio climatológico producido. Discurrimos por nacionales y vías rápidas de dos carriles hasta nuestro destino en Verín. Allí pernoctamos en domicilio propio y regularizamos la intendencia.

... N-550 y fugaz paso por Villagarcía de Arosa.

La ansiada autovía nos ha de tentar hasta Orense...



... pero mientras tanto, el mapa sigue siendo la puta excusa para parar y saborear un piscolabis matinal.



Últimos pueblos marineros...



... y la socorrida autovía. El calor empieza ya a repuntar y de qué manera!.

N-525...

... y en lo más alto, es el Castillo de Monterrey quien anuncia nuestra llegada.

En Verín, mi tierra de adopción desde hace ya un par años, pernoctamos al abrigo de la mejor de las compañías... y mañana más.

Moleskine, día 6.
Sin prisas pero sin pausas comienza la jornada y ya casi acariciamos el calor castellano. Atravesaremos la provincia zamorana por la N-631 tras resolver una deuda pendiente y después hemos de continuar por la N-630 hasta su confluencia con la N-620, que nos ha de llevar hasta otra deuda pendiente, esta vez, Ciudad Rodrigo. El calor es ya extenueante...

La primera de las deudas pendientes es Puebla de Sanabria en la Comarca sanabresa. En invierno resulta todo un microclima del frío pero en verano y junto al lago, lo más indicado.

Situada sobre un promontorio y próxima a nuestro vecino, Portugal, su casco urbano se encuentra fortificado y es en tiempos del medievo, cuando esta plaza goza de un poder militar y eclesiástico sin igual acorde a su privilegiada ubicación estratégica. 

Quien a buen árbol se arrima...

Y desde lo más alto...

... puede divisarse el resto de la ciudad o la ampliación sur o el Arrabal de San Francisco.

El Castillo de los Condes de Benavente, siglo XV...

... o las viviendas del casco histórico...

... son el referente de este paso de peregrinos hacia la redención.

En la torre del homenaje se encuentra el Centro de Fortificaciones donde te cuentan de todo sobre las fortificaciones de la provincia de Zamora.

La Ermita de San Cayetano, siglo XVII y evidentemente barroca,...

... se tutea con casas típicas de la comarca presentadas con sus mejores galas.

El vigía del Arrabal...





... o el pregonero de expendedores de rico caldo, todo un reclamo, oiga! 

Es mediodía y dos en la carretera...









... por un rato tres...

... y hasta cuatro!

En el Embalse de Ricovayo el punto de enlace es con una vieja conocida, la N-630 dirección Salamanca...





... y después, la N-620 hasta nuestro próximo destino...



Con un calor digno del más dantesco de los infiernos llegamos a Ciudad Rodrigo. Allí se encuentra nuestro hotel favorito; un hotel muy nuevo y moderno que hará las delicias de intrépidos motoristas deseosos de buen servicio y mejor equipación.

En el exterior y a buen recaudo...

... o en el interior de la Muralla y a la sombra de la Puerta de Amayuelas...

... las murallas de la ciudad nos recuerdan la gran riqueza histórica de este antiguo asentamiento castellano. 

La Catedral de Santa María es del siglo XII pero más gótica que románica.

Olé!



La Capilla de Cerralbo de estilo herreriana fue construida como panteón funerario de la influyente y adinerada familia Pacheco.

Aunque lo intentarán, los Pacheco no conseguirían hacer sombra a la gran Catedral perteneciente al denominado grupo de Salamanca.



Opinen ustedes...





Sobre la muralla de 2 kms de largo puede uno circunvalar todo el perímetro de la ciudad y disfrutar...

... Castillo de Enrique II, siglo XIV, es en la actualidad la sede del Parador Nacional...





... Puerta de la Colada...



... o la Casa de los Marqueses de Cartago.

Mención especial al Ayuntamiento en la Plaza Mayor y custodiado por sendas piezas de artillería. Detrás y a la vuelta, nuestro Zascandíl de la noche... sed buenos!

Moleskine, día 7.
La flama veraniega ha llegado para no irse. Inmersos ya en periplo extremeño y tierra de conquistadores, la singladura queda marcada por estupendas carreteras autonómicas y tórridos paisajes extrañamente familiares...

Es la CL-526 aun salmantina...





... quien se transforma en EX-109 justo en la frontera con Cáceres Puerto de Perales.

Restos de la España profunda que azotaba estos lares no hace tantos años...



... y que cohabitan con la arquitectura del entorno rural, a modo de secaderos de tabaco ya en desuso.

Por la EX-108 la circulación es casi nula y eso siempre es de agradecer.



Se enlaza con la N-630 y el entorno cambia alentando aún más la ruta.





El río Tajo ensancha y crece... 

... y por unos instantes, el ambiente se humedece. Lo demás, una deuda pendiente, sin duda...



... y al final, destino más que merecido y admirado: Cáceres, Patrimonio de la Humanidad. Aquí nos aguarda nuestro gran hotel favorito, sin duda una concesión a las vacaciones en las que nos encontramos inmersos... SÍ!

Hora de comer y con hambre, pero antes... alguno que no aguanta los ronquidos, eh Pumuki? ja, ja.  

En la Plaza Mayor además del Ayuntamiento...

... se congregan restaurantes, bares y cafés que satisfarán al turista más agonías.

La Plaza fue en el medievo antiguo centro de mercadería y reunión, además de encontrarse fuera del recinto amurallado.

Reconstruida por los almohades en el siglo XII, muchos de sus muros ha servido de pared para construcciones posteriores. 

En el intramuros yace en todo su esplendor el legado histórico de la ciudad.



La Concatedral de Santa María, siglo XIII, puede considerarse el templo cristiano más importante de Cáceres. Románico de transisción... 

... y bajo la torre apostillado, San Pedro de Alcántara el franciscano.

Muy cerquita, el Palacio de los Golfines de Abajo, siglo XVI, donde en su torre llegaron a albergarse los mismísimos Reyes Católicos. A lado, el entonces Convento de Santa María de Jesús.

Tras la Reconquista de la ciudad a los moros en el siglo XIII, Alfonso IX a pesar de las pretensiones de los Caballeros de la Orden de Santiago que lucharan junto a él, convierte la ciudad en Villa Franca y Realenga, dependiente del Reino de León.

Convento de San Pablo, siglo XV,... 

... Palacio y Torre de las Cigüeñas, hoy sede del Gobierno Militar en Cáceres,...

... Palacio y Torre de los Sande...

... y después, puto rocanrol en un inmejorable enclave, el Corral de las Cigüeñas.

Al fondo la torre del Palacio del Comendador de Alcuéscar, siglo XIV, y actual Parador de Turismo de la ciudad... 

... o el Convento de Santa Clara en la plaza del mismo nombre.

Lo mires por donde lo mires, Cáceres merece cada aliento de Historia que rezuma por sus piedras y que han hecho de esta ciudad, una de las mejormente conservadas de toda España, doy fe.





Y aún hay más: Casa del Sol, estilo gótico...

... Casa Mudéjar, siglo XIV...

... y donde todo comienza: la escalinata de acceso al Arco de la Estrella que se adentra más allá de la muralla, la Ermita de la Paz y la imponente Torre Bujaco, siglo XII y de origen moro, reconvertida tras la conquista de la ciudad.

Después, recogida a nuestro hotel favorito y a descansar en paz y satisfechos...

Moleskine, día 8.
Emprendemos marcha temprana a falta de desayuno matinal. El calor ya apunta maneras así que, una vez fuera de los dominios de la ciudad que nos ha adoptado durante la pasada noche, venta en ruta que te ha criao, y uno de esos desayunos que no deja indifrente a nadie: cafelillo en vaso de caña y mollete de zurrapa o manteca colorá... olé!

Es la EX-100 quien se despereza en compañía de ruedas...



... y más ruedas.





Sin prisas y con pequeñas pausas...



Ya en tierras pacenses, Alburquerque y su bonita fortaleza de tiempos pasados. Ciudad siempre ligada a las guerras con la vecina Portugal, ha sufrido poblaciones y despoblaciones continuas por su implicación en las contiendas, queriendo o sin querer.

De vuelta por la EX-110 y Badajoz en la retina.

Pequeña incursión para visitar a la familia y pernoctar, si la flama lo permite...

... aunque no sin antes dejaros esta bonita estampa de su Catedral Metropilitana, sí, metropolitana, siglo XIII. 

Moleskine, día 9 y 10.
Después de un café reparador y una noche cansinamente sofocante, toca sacar a la gorda de su mazmorra. Bien ha dormido la jodía; sin calores, sin voces en la oscuridad, vamos, de un tirón como hablan los "sabidos" en el tema. 
Cargada y cargados nosotros, una ruta que promete con destino a la siempre sorprendente Córdoba. Allí nos aguarda nuestro cicerón particular, eh Don Manuel? y al día siguiente, más familia en una viejísima conocida, tanto como años me han dejado vivir, Peñarroya-Pueblonuevo.

A partir de ya, non stop a través de la N-432...



... Nogales en la distancia...



... bendita locura...



... o Belmez y su imponente fortaleza anti-sarracenos.

A nuestra llegada a Córdoba, nos ha de recibir el sultán de nuestro hotel favorito por estos dos días, Puerta Osario... y cerquita de la judería, oíga!

Patios y flores conforman el día a día de alguna de sus casas y fachadas...

... pero la Mezquita es el centro de todas las atenciones, y no es para menos.

Comenzada su construcción tras la conquista musulmana en el siglo VIII, fue reconvertida tras la Reconquista de la ciudad en el siglo XIII y ampliada después de la expulsión definitiva del islam de la Península Ibérica .

Cerrada durante la visita, me he de quedar con sus inumerables puertas en las distintas fachadas que conforman el edificio. Puerta de San Esteban...

... Portada de San Sebastián (antiguo Hospital, siglo XVI)...

... Puerta de San Miguel...

... o Puerta del Espíritu Santo...

El ángel custodio de la ciudad, San Rafael, tiene su propio Triunfo...

... junto a la Puerta del Puente del siglo XVI, una de las tres puertas de entrada a la ciudad que aún se conservan.

... Puerta de San José...

... y Puerta del Baptisterio.



El Puente Romano data del siglo I y une ambas márgenes del Guadalquivir desde la Puerta de entrada...



... hasta la Torre de Calahorra, siglo XII.

Fue reformada por Enrique II de Trastámara para defenderse de su hermano Pedro I "el Cruel".

Restos del antiguo Molino de la Albolafia de tiempos de Abderramán II...

... frente al Alcázar de los Reyes Cristianos, siglo XIV. Dicen que Isabel la Católica ordenó desmontar el molino debido al ruido que producía e impedía que conciliase el sueño.

De vuelta a nuestros aposentos en Puerta Osario (nuevo, limpio y aire acondicionado), la Iglesia de San Pablo siglo XV y su portada barroca de la calle Capitulares... 

... y frente al hotel, un remanso de paz y sosiego en pleno centro de la ciudad, Jardines de la Merced.

Moleskine, día 11.
Tras recogernos y desayunarnos en nuestro favorito cordobés, retomamos carretera con la fresca más irónica de la historia ja, ja. El destino ha de ser ya en tierras malagueñas la ciudad de Antequera. Allí nos aguarda nuestro hotel favorito de la jornada, todo un clásico. 

Sus amables paisanos hablan de su ciudad como el "pequeño Vaticano". No en vano tiene 33 iglesias censadas, casi ná...

Anticaria, como era conocida por los romanos, y la "muy noble", título otorgado por Enrique IV en reconocimiento a la heroicicidad de sus moradores, fue durante la Reconquista plataforma de acoso y derribo por parte de los castellanos hacia el reino Nazarí. 





En lo más alto y disfrutando de unas vistas excepcionales se encuentra la Alcazaba, siglo XI, a la que se accede a través de la Puerta de Gigantes

Intramuros, en el patio central de la fortificación, se encuentra la Colegiata de Santa María la Mayor de estilo gótico...







... y en la parte baja de la ciudad, y a modo de ejemplo, me quedo con la Iglesia de San Sebastián también gótica...

... y con alguno de sus hijos ilustres, qué seguro siempre se aprende!

Moleskine, día 12, 13 y 14.
Destino final de viaje donde visitar a la familia y relajarse un par de días antes del inicio de la vuelta, día 14. Dos días para echar la vista atrás y quedarse con todo lo vivido y aprendido, previsto y soportado pero sobre todo, con la experiencia única de lo que más nos gusta hacer, viajar en moto.
Nuestro hotel favorito para estos días, algo mejor a la pretendida intención inicial de algún "listo" hotelero de imponer los días de estancia, manda huevos!





En la jornada 14 regreso a Madrid por donde NO hemos venido... Y PENSANDO EN LA PRÓXIMA, PARDIEZ!

1 comentario:

Unknown dijo...

Cómo tu dices .pensando ya en la próxima. Magnífica ruta.