San Isidro, Madrid. Bodegas y tabernas centenarias. Grado de peligrosidad medio. Factores a tener en cuenta, a saber: factor vinacho-vermú-tapa servido o efecto de tapa digna del paladar más castizo que invita a repetir, y repetirás, pero
tan solo vinacho-vermú, porque sí, porque es la puta excusa. Segundo factor o grado de adaptación de la mente
calenturienta al ambiente que nos rodea, usease, elementos que conforman la
personalidad de la taberna en cuestión; elementos de
chamarilería varios dotados de vasta solera que ya querrían muchos garitos al uso
vintage y, ay amigos!, el impredecible e imprescindible elemento del parroquiano cumplidor de sus deberes, que no
de sus obligaciones, y que nunca sabrás a donde te ha de llevar... ARRIONDAS!
Bodega La Ardosa no hace ascos al barrio de Malasaña, es todo un clásico y lo sabe. Vermú de grifo y extensa carta de tapas a elegir. Parroquianos modernos porque el barrio así lo demanda.
Bodega La Ardosa no hace ascos al barrio de Malasaña, es todo un clásico y lo sabe. Vermú de grifo y extensa carta de tapas a elegir. Parroquianos modernos porque el barrio así lo demanda.
Taberna de Angel Sierra en el corazón de Chueca, el barrio más alegre de Madrid. Vermú a granel como mandan los cánones en un entorno encantadoramente decadente.
Sin duda la más familiar de la matinal, Tienda de Vinos (El Comunista). También en Chueca era centro de reunión de toda clase de artistas de la época. Vermú de grifo en un entorno muy familiar donde su propietario es ya cuarta generación del apellido, casi ná!
De camino la impresionante portada del Palacio de los Duques de Santoña...
... y muy cerquita Taberna Casa Alberto en Huertas, barrio de las Letras. Su vermú y tapa de torreznos te invitan a curiosear el entorno. Un local con clase y muy buen gusto.
Otro gran clásico en pleno centro de la capital es Lhardy donde sus frascas de selección de vinos dulces acompañado de unas barquitas de riñones de la casa, es sin duda de lo mejorcito de todo Madrid. Afamado y premiado, el más elegante en su categoría.
En la calle Echegaray se encuentra el Bar La Venencia, sin duda el más austero y auténtico. No sirven ni cerveza ni vermú ni tintos, tan solo blancos, eso sí una lista interminable. Cecina y mojama para rumiantes.
Restaurante Viva Madrid impresiona nada más entrar. Unos techos y arañas que te transportan a otra época. Su encargado todo simpatía y buenas formas. La guinda a una estupenda ruta tabernera por el Madrid más desconocido...
... y al final, de vuelta a la realidad más madrileña, HASTA LA VISTA PENDEJOS!
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